El pasado viernes 18 de junio llego a todos la fatál noticia; si bien es cierto que se esperaba que el querido Saramago siguiera en breve los pasos de su querido amigo y también admirado Mario Benedetti no esperabamos que se diese tan pronto.
Como una inexplicaba ceguera blanca, tal vez la misma ceguera que nos permite ver el futbol apasionandonos y dejando por lado las situaciones en verdad relevantes, pero asi a oscuras en total ceguera blanca han quedado las letras de Brasil, de Latinoamerica y del mundo de habla hispana.
No conforme con tan dolorosa notica y antes de que terminasemos de asimilarla llego otra fatalidad, bien dicen que las desgracias no han de llegar solas, desde México nos llega la informaciòn que corre como madreselva por la vieja tapia, es verdad y no la creemos, el mismo hombre que hablaba del Santo contra las mujeres vampiro o de las tres tandas por un boleto en los 50, el mismo que narra con delicioso cinismo una tertulia popular o critica directa y enérgicamente a las alotas esferas políticas, el mismo que años ha actuase como Santa Claus borrachito en el filme de culto titulado "Los Caifànes"; si habìa muerto Carlos Monsivais.
La despedida fue en grande como solo a el no le hubiera gustado, un hombre popular y no revestido de otras cosas, sencillo y fiel a su gente directo y lacònico, con bandera de arcoiris sobre el feretro en bellas artes y con las palabras de la simepre puntual Elenita Poniatowska; "Que haremos sin tí querido Carlos".
Los dos grandes se han ido y la pregunta que queda al aire es muy clara, este es un adios o será un hasta siempre.?